Guardia de Honor

Guardia de Honor

La Guardia de Honor es la reunión de fieles cristianos (laicos, religiosos, sacerdotes) que practican la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, según la espiritualidad de santa Margarita María de Alacoque.

La Hora de Guardia u Hora de Presencia, consiste en ofrecer las obras de una hora del día con el deseo de consolar al Sagrado Corazón. Cada miembro o asociado de la Guardia de Honor, elige la hora del día durante la cuál ofrecerá sus ocupaciones ordinarias:  “Todo por amor, nada por obligación”.  La hora de guardia o de presencia puede hacerse frente al Santísimo. Pero también en cualquier otro lugar, en la casa, en la oficina, en el colegio, haciendo deporte, de paseo. No es necesario acudir a una iglesia.

 

¿Para quién es la Guardia de Honor?

La Guardia de Honor es para todos.
Para  los pecadores es el medio de volver al Sagrado Corazón.
Para los indiferentes es el medio de amar al Sagrado Corazón.
Para los fervorosos es el medio de unirse al Sagrado Corazón.
Para los apóstoles, es el medio de conquistar almas para el Sagrado Corazón, pues cuanto más activo es el apostolado de un alma, más conveniente es que viva en contacto con el Corazón de Cristo.

Quiénes pueden pertenecer a la Guardia de Honor?

Pueden unirse a la Guardia de Honor:

Los niños mayores de 6 años, que aprenderán así a ofrecer algo a nuestro Señor que tanto los ama y están esperando la primera visita eucarística y si ya la tuvieron, para que siempre estén unidos a Jesús.

Los jóvenes, para que sacien su sed de amor en la fuente inagotable de su Corazón Divino.

Las mujeres, que comprenderán mejor el don de sí mismas a Dios y por Dios a los demás.

Los hombres, que sabrán defender su fe y hacerla respetar en todas partes.

E igualmente, pueden unirse a la Guardia de Honor, los sacerdotes, las religiosas y todas las almas consagradas.

 

Para unirte a la Guardia de Honor:
  1. Escoge una hora del día.
  2. Ofrécela al Sagrado Corazón de Jesús con espíritu de reparación.
  3. Busca vivir durante esa hora cada vez más unido a Cristo.
  4. Llena la ficha de inscripción de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús y entrégala al encargado de tu ciudad. Él te podrá complementar la información que necesites para conocer más de la Guardia de Honor.

 

Breve Historia de la Guardia de Honor

«La Guardia de Honor tiene su punto de partida en el Calvario, su base en la herida del Corazón de Jesús, sus modelos en los primeros “Guardias de Honor” que rodeaban la Cruz solitaria cuando ese Corazón fue abierto por la lanza: la Santísima Virgen, San Juan y María Magdalena».

Como asociación, la Guardia de Honor del Sagrado Corazón nació en el Monasterio de la Visitación de santa María de Bourg en Bresse, Francia, el 13 de marzo de 1863, gracias a la Hna. María del Sagrado Corazón Bernaud. Con el deseo de glorificar al Corazón de Jesús fue inspirada a santificar el deber de estado cotidiano por la ofrenda especial de una hora de guardia (hora de presencia) en reparación de los pecados por los cuales nuestro Señor sufrió agonía y derramó su sangre en la cruz.

 

Finalidad de la Guardia de Honor

El fin de la Guardia de Honor es rendir culto, continuo y sin interrupción, de gloria, de amor y de reparación al Corazón Herido de Jesús. Herido visiblemente una vez con la lanza en la cruz y herido invisiblemente todos los días por el olvido, la ingratitud y los pecados de los hombres.

Gloria: con todos nuestro actos humanos ordinarios, por la participación en los sacramentos, principalmente en la santa Misa, acto supremo de gloria a Dios.

Amor: manifestándolo afectivamente diciendo que le amas y demostrándolo con obras, como el cumplimiento de los mandamientos.

Reparación: por la práctica de las virtudes cristianas, por el cumplimiento del deber de estado y santificación de las obras ordinarias. Confesión y comunión reparadora del primer viernes de cada mes.

La Guardia de Honor busca curar las tres grandes heridas del Corazón de Jesús por medio de un culto perpetuo de consuelo, reparación y amor. Las personas que practican el tierno oficio de la Hora de Presencia, imitan, cada uno a su modo, a la Virgen María (el amor inmolado), al apóstol san Juan (el amor reparador) y a santa María Magdalena al pie de la cruz (el amor arrepentido).

Con santa María Magdalena, los Guardias de Honor de toda edad, sexo y condición consuelan y reparan los ultrajes hechos a Jesús en su divinidad, postrándose a sus pies respetuosos y amantes, llenos de amor para llorar sus faltas y las de sus hermanos. Es el amor arrepentido, filial y agradecido, ante el Corazón herido de Jesús.

Con el apóstol san Juan, los Guardias de Honor (especialmente sus sacerdotes), reparan las heridas hechas a Jesús en su Reinado divino, ofreciendo a su Corazón herido, sentimientos de celo, actos generosos y de verdadero sacrificio. Es el amor reparador frente al costado herido de Cristo, que toma en sus manos la sangre y agua que salieron de la herida de su Corazón y hace de éstas una oblación pura, de este cáliz precioso un arma reparadora y apostólica a favor de la Iglesia, de las almas, y para que vuelvan los pueblos a ponerse bajo el cetro del amor de Jesús. El oficio especial de estas almas es la mística y perpetua ofrenda del Cáliz de bendición. Ésta es la primera y solemne Misa del Calvario que el Pontífice eterno celebraba para gloria de su Padre y la salvación del mundo, asistido de la Virgen María, cooperadora de la obra de redención. Por eso María, el apóstol Juan y María Magdalena estaban en pie a uno y otro lado del Altar del Sacrificio.

Con la Virgen María, los Guardias de Honor, (en particular las personas religiosas y consagradas a Dios), consuelan y reparan las heridas dolorosas que Jesucristo, Sacerdote y Víctima, recibe en su sacerdocio y unen su oblación a las del Salvador perpetuamente inmolado, haciéndose una sola y misma víctima con Él. Es el amor heroico, que sube hasta el altar del sacrificio glorificando al Supremo Amor y cooperando con Él en la salvación del mundo. El oficio especial de estas almas es la unión con el Salvador constantemente inmolado. En otros términos: Purificarse para ofrecerse, ofrecerse para ser inmolado, inmolarse para unirse a Jesús y consumirse con Él. ¡He aquí la Guardia de Honor!

Objeto de la Guardia de Honor

El Sagrado Corazón de Jesús, símbolo de la caridad infinita, es el motivo esencial.

Objeto material: Es el Corazón de Jesús herido, abierto y traspasado en la cruz por la lanza.

Objeto espiritual: Un Corazón que sigue vivo y que continúa, invisiblemente, siendo herido cada día por el olvido, ingratitud y falta de amor de los hombres. La Guardia de Honor agrupa a las almas reparadoras en torno al Sagrado Corazón de Jesús.

 

 

En Cristo, Dios ha asumido verdaderamente un «corazón de carne, Cristo no solamente tiene un Corazón Divino, rico en misericordia y perdón, sino también un Corazón humano, capaz de todas las expresiones de afecto»

(Juan Pablo II Rosarium Virginis Mariae)

 

 

 

Frutos de la Guardia de Honor

Esta obra comprende en sus prácticas la santa Misa, la comunión Eucarística y la adoración al Santísimo Sacramento. Si nos acercamos a su Corazón quedaremos prendidos de su llama, tendremos sus mismos sentimientos, nuestra vida transparenta su presencia. El resultado de estos ejercicios son verdaderos frutos de santidad de vida.

Culto a su divino corazón

Tengo un singular placer en ver mi amor honrado bajo la figura de un Corazón de carne. Deseo que su imagen se exponga en público a fin de conmover el corazón insensible de los hombres». Y añadió: «En todos los lugares donde esta imagen sea expuesta para ser singularmente honrada atraerá toda clase de bendiciones». «Quiero formar en torno de mi Corazón una corona de doce estrellas compuestas de mis más amados y fieles siervos. Tengo una sed ardiente de ser amado y honrado en el Sacramento de mi amor, y no encuentro casi a nadie que responda a este deseo mío». (El Corazón de Jesús a Santa Margarita María, llamada por Él mismo, la discípula de su amor).

Nuestro Señor reclama un culto público de fe, reparación y amor. Al fundar la Guardia de Honor se toma por estandarte un cuadrante horario teniendo en el centro la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

Prácticas de la Guardia de Honor

Son dos las prácticas principales de la Guardia de Honor, una vez inscrito y tras haber elegido la hora de ofrecimiento (Hora de presencia: selección de una de las 12 horas de guardia del cuadrante):

  1. Ofrenda de la Guardia de Honor (Hora de Guardia u Hora de Presencia).
  2. Ofrenda preciosísima al Padre Eterno.

1. Ofrenda de la Guardia de Honor

Algunas recomendaciones:

  • Elegir una hora y ofrecerla sin cambiar las actividades ordinarias.
  • Santificar esta hora bendita con el deseo de unirnos y consolar al Corazón Divino. Si es posible, la hora de presencia puede hacerse ante el Santísimo.
  • También se puede ir, en espíritu, al lugar por excelencia del Amor: el Sagrario, con Jesús Eucaristía, mediante una comunión espiritual. Allí ofrecer sus pensamientos, palabras, acciones, alegrías, penas, dificultades, etc. Santificar nuestras acciones con el deseo de consolar su Corazón adorable con amor.
  • Unirlas al patrono especial de la hora y pedir por las intenciones particulares correspondientes a la hora elegida, (necesidades de la humanidad).

Si se olvida la hora de presencia, puede comenzarla en el momento que recuerde. Nada de esto obliga bajo pecado.

 

Ofrecimiento de la Hora de Presencia

Corazón de Jesús, Salvador y Rey mío, te ofrezco esta hora de guardia, durante la cual, en unión de (aquí se nombra el Intercesor conforme a la hora de guardia que se haya elegido y su intención) deseo especialmente, amarte, glorificarte y reparar las ofensas que recibes de todos los hombres. Acepta esta intención, mis pensamientos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos de esta hora, y recibe mi corazón que generosamente te entrego, suplicándote lo consumas con el fuego de tu purísimo Amor.

V: Corazón de Jesús.
R: Venga a nosotros tu reino.
V: Jesús, manso y humilde de corazón.
R: Haz mi corazón semejante al tuyo.
V: Corazón de María.
R: Protege la Guardia de Honor.

Se concluye rezando un Padrenuestro y un Avemaría.

Santos Patronos de la Hora de Presencia
  • Nuestra Señora del Sagrado Corazón
  • Señor san José
  • San Francisco de Asís
  • San Francisco de Sales
  • Santa Margarita María de Alacoque

Intercesores e intenciones de los guardias de honor para cada hora de presencia

Intercesores en unión de los cuales los Guardias de Honor hacen su real servicio e intenciones por las cuales se ofrece la Hora de Presencia:

De:

12 a 1: La Santísima Virgen María. La Iglesia: el Papa, los cardenales, obispos, sacerdotes, órdenes religiosas, seminarios y noviciados. Las causas difíciles y desesperadas.

1 a 2:     San José y los Santos. Las naciones y sus gobernantes, las administraciones civiles, la paz y la concordia.

2 a 3: Los Justos de la tierra. Las grandes instituciones políticas, sociales, económicas, medios de comunicación social, la magistratura, el ejército, la orientación cristiana de las leyes y las costumbres publicas, la santificación de los días festivos.

3 a 4: Los Serafines. La familia: padres e hijos. El matrimonio y su estabilidad. El respeto a la vida de los niños antes de nacer. Los asuntos encomendados a nuestra oración.

4 a 5: Los Querubines. La enseñanza: Educación de los niños y jóvenes. Los maestros educadores y los centros de enseñanza. Los jóvenes en situación de elegir estado de vida.

5 a 6: Los Tronos. El trabajo: los empresarios y los obreros de toda clase. Sentido cristiano de la legislación laboral. Los que van de viaje.

6 a 7: Las Dominaciones. Los que sufren: Los pobres, los enfermos, los prisioneros, los que no tienen trabajo ni hogar; los prófugos y los refugiados. Los que están expuestos a pruebas y tentaciones.

7 a 8: Las Virtudes. La propagación de la fe: Los misioneros, las obras misionales, todas las obras de evangelización y apostolado. La conversión de los paganos y de los incrédulos.

8 a 9: Las Potestades. La conversión de los pecadores y alejados de la Iglesia. Reparación por las blasfemias y los sacrilegios.

9 a 10: Los Principados. Los agonizantes: la perseverancia final de los moribundos. Facilidad para que los enfermos reciban los santos sacramentos.

10 a 11: Los Arcángeles. Las almas del Purgatorio, los asociados y familiares difuntos.

11 a 12: Los Ángeles. El Reinado del Corazón de Jesús: las obras Eucarísticas. Todas las obras y asociaciones que promueven la devoción al Corazón de Jesús. Difusión de la Hora de Presencia y aumento de la Guardia de Honor. Acción de gracias por los beneficios recibidos.

El celo que devora al Corazón de Jesús debe pasar al corazón de sus amigos. El más humilde «Guardia de Honor» puede y debe ser apóstol y salvador con Jesucristo”

2. La Ofrenda preciosísima del Padre Eterno

Como modelo de la primera Guardia de Honor, la Santísima Virgen María, san Juan, santa María Magdalena, que valerosamente siguieron a Jesús al Calvario, le consolaron en el supremo abandono y fueron testigos de la apertura misteriosa de su Sagrado Corazón y de recoger la efusión suprema de la sangre y agua que brotaron, inauguraron con esta preciosa ofrenda una especie de sacerdocio místico. En esta misión de la Guardia de Honor ofrecemos este cáliz de bendición al Padre Eterno.

 

Durante la Hora de Guardia o en otras ocasiones se puede decir mentalmente la siguiente oración:

 

¡Padre Eterno!, en esta Hora de Guardia, con la Virgen María, y los discípulos fieles junto a la Cruz de Jesús, te ofrezco la sangre y el agua que brotan de la herida del Corazón de tu Hijo Unigénito, para reparar mis pecados y los de todos los hombres, en sufragio de las almas del purgatorio, y por las necesidades de la santa Madre Iglesia. Padre nuestro, ten misericordia de nosotros.

 

«Postrémonos largo rato ante Jesús presente en la Eucaristía, reparando con nuestra fe y nuestro amor los descuidos, los olvidos e incluso los ultrajes que nuestro Salvador padece en tantas partes del mundo» (Juan Pablo II).

La presencia de Jesús en el Sagrario ha de ser como un polo de atracción para un número cada vez mayor de almas enamoradas de Él, capaces de estar largo tiempo escuchando su voz y como sintiendo los latidos de su Corazón «¡Gustad y ved qué bueno es el Señor! ». (Juan Pablo II Mane nobiscum Domine).

¡QUE REINES CORAZÓN DIVINO!